Antes del cambio, Oscar llegaba a la oficina cabizbajo, con caña muchas veces, pero siempre trayendo consigo una bolsita de Chocapic, la cual le daba superpoderes: ya a eso de las diez de la mañana era un ser nuevo, energético y creativo. Y debo decir que eran hojuelas de Chocapic y no otros tipos de estimulantes de colores varios. Al salir el nuevo Chocapic, todo cambió. Cada vez me imaginaba menos a Oscar, a tal punto que dejó de trabajar conmigo, hablo imaginariamente, claro está.
Ya que Oscar no volvía a aparecer decidí llamar a mi amigo personal Chocapic para ver si me podía ayudar, ya que él con sus propias patas y un pendejo que lo ayuda, hacen el Chocapic bañando de chocolate un campo de trigo. Le explique la molestia de Oscar por la nueva versión del cereal a lo que me dijo, de manera marketera, “este cambio es beneficioso para nuestra salud ya que claramente bajaron la cantidad de carbohidratos en el alimento, lo que más nos hace engordar”. Le explique que el ser humano (él es un perro), de forma poco lógica, disfruta hacerse daño de vez en cuando, y más cuando va acompañado de un buen sabor. Chocapic me explicó que no había marcha atrás, que el cereal integral había llegado para quedarse. Recordando que el cambio es lo único constante, no me quedó más remedio que aceptar. Chocapic, para cambiar de tema, me dijo que estaba escribiendo en un blog y que tenía una sección de fotos con personajes famosos y, dada mi notoriedad en la escena imaginaria, me pidió una foto junto con él.
En cuanto a Oscar, a partir de la foto ya mencionada, ha empezado nuevamente a hacer sus apariciones y de hecho si miras cuidadosamente la foto puedes verlo en el sector derecho de la misma.
Que aparezca con la misma polera que en las fotos anteriores (Jumbito y Optimus Prime) es sólo coincidencia. Espero no se repita.
Carpe diem, mi chocolatoso lector.
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