domingo, 30 de enero de 2011

CRÍTICA CULINARIA IV: LAS BRUJAS DE CACHICHE, VIVA PERÚ

En mi continuo recorrido por el mundo siempre aprovecho de degustar la comida típica de cada país que visito, y llegó siempre también a la misma conclusión: las fronteras que nos “dividen” las pusieron otros, el gusto en el buen comer es propiedad de toda la humanidad. Y con esta recóndita reflexión comienzo esta crítica culinaria…

Producto de mi hobby, que como sabrás es dármelas de ingeniero, tuve que realizar una visita a mi querido Perú, específicamente a Lima (a fines de noviembre de 2010). Mi amigo personal propio Agustín comento sobre un restaurant que le habían recomendado, algo de unas “brujas” era el nombre. Pues bien, mi otro amigo personal propio Oswaldo, dueño de casa (de ciudad), conocía el local y nos coordinó una visita a éste...

El restaurante “Las Brujas de Cachiche” se encuentra el calle Bolognesi 472, Miraflores, en un agradable barrio limeño, donde el aire corre intrincadamente como los peces en un río de aguas claras, que buscan algún camino, ignorando la linealidad del espacio en que les ha tocado vivir…

Anticiparé que esta crítica estará cargada a una buena evaluación del local debido a (i) los excelentes comensales que me acompañaron en tan buena velada, destacando a Alessandra, experta en comida peruana que me guío por el viaje gastronómico que a continuación detallaré, y, no menos importante, (ii) el valioso efecto de un buen pisco sour peruano, ¡sí señor!.

Al escudriñar la carta del local se vislumbraban varios platos interesantes, por lo cual decidimos probarlos todos (casi todos) escogiendo la opción de un tour gastronómico que incluye una amplia muestra de entradas frías y calientes, platos de fondo y postres, todos parte de la variada comida peruana.

(Nota para el lector: los nombres y descripciones de los platos presentados a continuación pueden no ser completamente fidedignos debido a la mala memoria del redactor, al efecto del sour y al mal de altura. Corchetéate™ no se hace responsable por los daños y perjuicios que esto pudiera ocasionar.)

Para empezar nos sirvieron como primera entrada una parihuela, que es una sopa en base a mariscos y pescado. Luego llegaron los sours, destacando 2 variedades nuevas para mí: aguaymanto sour y brujo sour. El aguaymanto (physalis peruviana) es una fruta, de sabor ácido con toques dulces (amablemente me trajeron una de estas frutas para degustarla) que queda muy bien al ser combinada con pisco, es refrescante como debe ser un buen sour. Por otro lado, el brujo sour es en base a hoja de coca, por lo cual es algo amargo y tiene efectos secundarios mínimos según mi experiencia.

Y llegaron las entradas frías en dos grandes platos. Del primero destaca el corazón de res, que estaba bien bueno, y un pescado apanado con quínoa, que era como un fried chicken pero con mucho más estilo (y más sano). El segundo plato tenía más cosas interesantes. En base a la imagen inferior derecha y en sentido reloj (partiendo a las 11) tenemos: ceviche mixto, tiradito de pescado, ocopa, papa a la huancaína y pulpo al olivo; al centro causa rellena. De esta deleitable variedad destaco el pulpo al olivo, que estaba muy muy bueno, y la ocopa que es papa amarilla con una suave salsa en base a huacatay (hierba) y ají.

Continuando con el tour, arribaron los platos calientes. En base a la imagen inferior y en sentido reloj (partiendo a las 10) tenemos: lomo saltado, seco de res, olluco, ají de gallina y carapulcra; al centro arroz con maíz. Aquí me llamaron la atención el olluco que es un tubérculo que se cultiva en los Andes y que, por si te interesa, te puede ayudar a facilitar el trabajo de parto. También destaca como algo novedoso la carapulcra, que es como un guiso en base a papa seca y cerdo, o alternativamente puede ser de pollo. No olvidaré señalar que acompañamos los platos con un buen vino chileno.

En los platos “calientes” es donde tal vez está la única crítica negativa, pero no menos importante, del local: los platos calientes estaban fríos.

Finalmente llegaron los postres en 5 variedades (del más cercano al más lejano en imagen inferior): suspiro limeño, mazamorra morada, mousse de chirimoya, lúcuma y arroz con leche con mazamorra. Me quedaré con el suspiro limeño, aunque todos cumplían la misión de cerrar dulce y correctamente el tour realizado.

Resumen: un restaurante plenamente recomendable para compartir y hacer nuevos amigos (sin olvidar llevar unos buenos soles en los bolsillos). Un lugar que permite conocer la exquisita comida peruana.

Evaluación: un millón setecientos treinta y dos mil tenedores.

Saludos y gracias a mis amigos que me acompañaron en esta muy agradable experiencia culinaria: Alessandra, Oswaldo, Agustín y Marco.

Agradecimientos a Wikipedia.