martes, 6 de marzo de 2007

CRÍTICA CULINARIA: MAHUEL, EL SABOR DE LO SIMPLE

Ubicado en pleno centro la hermosa ciudad de Viña del Mar (Chile), calle Villanelo 167, se encuentra esta fuente de soda denominada Mahuel. Su arquitectura exterior no dice relación con los manjares que pueden disfrutarse en este rincón consagrado al placer de comer.


Al entrar nos recibe un ambiente de camaradería, se siente esa amistad propia sólo de lugares con cierta mística. No te extrañes si no vez a algún famosillo pues ellos no tiene la suerte de poder deleitarse en lugares como éste. Bueno, tal vez alguna vez te encontrarás conmigo.

La infraestructura interior no es tan agradable, más bien mínima, pero de carácter “familiar-universitario”. En el primer piso hay una barra donde uno puede servirse rápidamente algo, y extrañamente puede verse al MAESTRO (con mayúsculas como debe ser) preparando los comestibles (si el local fuera mío no dejaría que cualquiera viera las técnicas que permiten tanto sabor). Al lado de la barra hay unas mesitas chicas, justas para proceder a evaluar este local. Me ubico en una de éstas, no sin antes pasar al segundo piso. En el segundo piso hay más mesas y puede verse la plaza Villanelo, no sin antes contemplar los cables eléctricos que surcan, cual patos en migración, frente al gran ventanal que nos delimita de la calle.

Me voy por la especialidad que me trajo desde Santiago a esta bella ciudad: la “oferta”. La “oferta” consiste en un completo más una bebida de máquina. Pero no es cualquier completo, es EL completo. Pido un completo del tipo italiano (por sus colores, tomate, palta y mayonesa) y una Coca-Cola.



El pan viene caliente y crujiente, la vienesa cumple bien su cometido al igual que el tomate. La palta es hass de las buenas buenas. La mayonesa es casera y exquisita, se siente en el paladar las miles de gotas de aceite disipadas con el huevo. El tamaño es el justo; no es gigante pues no apela a quedar “chato” comiendo pan como los completos de una fuente de soda cualquiera, tampoco es pequeño como esos de ciertas franquicias de comida rápida.

La “oferta” además posee la mejor relación precio-calidad que jamás he yo visto (hablando de todo tipo de productos): 990 pesos chilenos (unos 1.80 dólares americanos).


Además de la “oferta” hay una serie de comidas esperables en una fuente de soda top: sandwichs y/o emparedados clásicos (Barros Luco, Barros Jarpa, hamburguesas, churrascos, etc.), chorrillanas, papas fritas, mero Sechuan con puré de alcachofas, papas y almendras al curry, conejo escabechado en semillón con puré rústico de papas, leche nevada, rabo de toro al vino, dumplings rellenos de cerdo y col, típico pulpo a la gallega con papas y pimentón, merluza austral a la crema de ajo con rollitos de espinaca y un menú económico disponible al mediodía.

Resumen: una fuente de soda plenamente recomendable para compartir con amigos y la familia. Un lugar que sorprende gratamente al viajero.

Evaluación: tres millones seiscientos veintiocho mil tenedores (esta forma de evaluación la adopte de un conocido crítico de películas; y lo bueno y con sentido común debe ser adoptado).

Saludos al MAESTRO Walter, quien hizo posible el agradable momento vivido.

Saludos y gracias a Amor por enseñarme tan buen lugar.

Agradecimientos a mis auspiciadores: Pullman Bus, Hostal El Escorial y zapatillas Skechers.