miércoles, 3 de septiembre de 2008

PAÍS EN VÍAS DE DESARROLLO

Hace un par de días, mientras esperaba en una intersección, el semáforo en verde para cruzar, vi como mis compatriotas se lanzaban a los autos para ser atropellados, en vez de esperar evolucionadamente nuestro derecho al paso. Luego fui a la montaña y medite (en verdad fui a un happy hour). A continuación dejo un testimonio de algunas conductas, que a mi parecer, muestran que aún nos falta mucho para ser desarrollados de verdad. El objetivo de esta evidencia sociológica es que su revisión, dentro de 10 años, indique si hemos avanzado algo como país.

- Peatones y semáforos: Retomando lo ya señalado, se presenta un comportamiento enfermizo en el ciudadano peatón al momento de enfrentar un semáforo peatonal. Saben que la luz verde es para cruzar, sin embargo algo los impulsa a querer cruzar cuando la luz roja está encendida, brillante, clara, atractiva. Es algo medio primitivo, yo lo he vivido en carne propia (pero con terapia lo he superado). Incluso puede ser una avenida con mucho tránsito, peligrosa, con mala visibilidad, nada importa, el cruzar sin importar el riesgo es una necesidad. Este comportamiento atraviesa todo los estratos sociales que se quieran definir: profesionales, dueñas de casas, niños, jóvenes, tercera edad, etc.

- Basurero o espacio público: Esto me enoja, y mucho. Se abre la ventana de un automóvil, sale una mano subdesarrollada y lanza una basura a la calle. Una señora X subdesarrollada le limpia con una servilleta la boca su hijo y lanza el papel a la calle. Un joven X subdesarrollado termina de comer su helado con vasito y lanza éste último a la calle. Confundir la calle, el espacio público con un gran basurero es algo arraigado. Este comportamiento atraviesa todo los estratos sociales que se quieran definir: profesionales, dueñas de casas, niños, jóvenes, tercera edad, etc.
- Vandalismo: Ver un vidrio en la calle es para mucho sinónimo de “quiébrame”. Ver una pared blanca, limpia, clara, impoluta, es sinónimo de “ráyame”. Ver un escaño es sinónimo de “barrera para protestas”. El mobiliario público ícono de este comportamiento es el querido paradero de buses. Ooo, amigo paradero, me entristece que seas diseñado, construido, soldado, instalado, pintado y entregado a la comunidad, para que en 24 horas seas sólo la materialización de nuestro nivel de desarrollo. Este comportamiento no atraviesa todo los estratos sociales que se quieran definir, sino que tiene una clara preponderancia en gente joven.
- Conductores: Se enciende el motor del automóvil y su conductor se transforma en una bestia. Los buenos modales se olvidan. Y vamos echando chuchadas, cruzándonos, no dando la pasada, siendo agresivos, etc. Este comportamiento atraviesa todo los estratos sociales que se quieran definir: profesionales, dueñas de casas, niños, jóvenes, tercera edad, etc.
- El Machismo: Muchos ciudadanos creen que el hombre es superior a la mujer. Hacen comentarios machistas y, lo peor, se los creen. Y los hechos respaldan esto. Las mujeres ganan menos (y trabajan más), pocas son gerentes y jefas, la cocina cada vez es más chica en los departamentos nuevos, no ha habido ninguna mejora tecnológica a la escoba en todos estos años (podrían ponerle mango multi-touch como al iphone: la iescoba). Este comportamiento atraviesa todo los estratos sociales que se quieran definir: profesionales, dueñas de casas, niños, jóvenes, tercera edad, etc.
- Mucho Trabajo: Una idea arraigada es que hay que trabajar muchas horas al día, por lo menos unas 10. Para la mayoría de los jefes quién se va a la hora es un mal empleado. Los buenos son aquellos que se van tarde (que no tienen vida familiar, que durante el día sacan la vuelta o bien no son eficaces y, en resumen, son poco productivos). Este pensamiento se presenta en casi toda la población que trabaja.

- El Estado: “El Estado debe proveer… …”. “Es un derecho, el Estado debe… …”. El ciudadano medio cree que el Estado es un ser superior, infinitamente poderoso, que debe darnos todo lo que nos falte (es como una figura imaginaría, así como dios, pero que nos exige menos). La parte de la historia que no se entiende cabalmente es que el Estado, manejado por el Gobierno, somos nosotros mismos. Sus recursos provienen de nosotros mismos. Nosotros lo establecemos, lo dirigimos, somos parte de él, no es un ente externo. Este comportamiento atraviesa todo los estratos sociales que se quieran definir: profesionales, dueñas de casas, niños, jóvenes, tercera edad, etc.

- Meritocracia: Los pobres son pobres porque son flojos. Muchos creen que esto es cierto, y claro, es fácil ser trabajador cuando hemos tenido todo en la vida, hay quienes sólo piden una oportunidad. Hay pobres y pobres. Y también hay ricos y ricos. El contacto mal entendido, el pituto, cierra las puertas de una mejor vida a gente trabajadora y esforzada, y mucho mejor preparada para el puesto que se desea llenar. Cada vez integramos menos las clases sociales, y preferir conocidos en vez de gente capaz, ayuda a esta separación de mundos.

Querido lector, desarróllate.

Carpe diem.