martes, 11 de septiembre de 2007

EX UMBRA IN SOLEM

Ya han pasado tres años desde mi titulación (jueves 09 de septiembre de 2004), y por ende la euforia dada por esa gran meta cumplida ha llegado a su fin, y por lo tanto es un buen momento para reflexionar acerca de mi muy querida Universidad.

La historia comienza allá por los principios de la década de los noventa, cuando en un almuerzo familiar le pregunto a mi papá: ¿Cuál es la mejor Universidad de Chile?. Él me responde, basado en su época de juventud, que es la Santa María. Yo le digo que entonces a esa Universidad iré. A continuación seguimos comiendo los exquisitos, humildes y añorados fritos de lechuga que hacía mi mamá.

Y cumplí mi palabra, me hice Sansano [1].


Durante mis nueve años de permanencia en la Universidad, una maldita y a la vez estimada escalera de 109 peldaños me recibía cada día de clases. El desafío no era menor; venir atrasado y subir peldaños no es tarea simple (*21m app. de desnivel). A esto hay que agregar que las clases eran contra viento y marea. Recuerdo eso días de temporal en que miraba hacia el puerto (Valparaíso), veía como grandes olas golpeaban la costa sin piedad justo bajo mí y como el cielo tomaba colores muy bellos y oscuros, mientras tanto la lluvia me mojaba entero y el viento me pegaba en la cara recordándome que hacía frío y que siguiera mi camino.


Una vez que se llegaba arriba al final de la escalera ya señalada, al Edificio A [2], la tarea aún no terminaba porque la mayoría de las clases eran en el Edificio C [3], por lo cual recién se había subido la mitad del trayecto. Se tomaba un poco de aire y se continuaba rumbo al conocimiento (*unos 11m app. de desnivel más). A lo ya descrito hay que agregar todos los movimientos dentro de la Universidad, donde todo está a otro nivel (en el sentido métrico), y generalmente había que ir de un extremo a otro (*unos 20m de desnivel más). Todo este ejercicio diario (*120.000m en nueve años, lo que equivale a ascender 14 veces el Monte Everest) explica mis bien torneados glúteos y atléticas piernas, hasta hace tres años, claro.


Hablando de mi estado físico, recuerdo cuando el primer semestre tenía un ramo de educación física. Puntualmente había una nota dada por natación. Lo malo era que yo nadaba apenas y que “casualmente” estas pruebas de natación eran como en Junio, en pleno otoño y entrando al invierno. El agua de la piscina no era temperada. Creo que la prueba consistía en un “ir y venir” en la piscina, yo hice el “ir” y en el “venir” casi me ahogo. Así que siendo medio mechón pero no huevón opté por “nadar” hacia un borde y ahí me quede. El profesor, supongo, utilizó sus avanzados estudios en psicología deportiva para anotar un tiempo cualquiera y dio por superado el impasse (*el record mundial de 50m libre es de 21,64 (s) , así que yo estimo nado 5 veces más lento, es decir, más que nadar, floto).


En la misma línea deportiva, la Universidad tiene una hermosa cancha de fútbol, en la cual nunca jugué este deporte. Hice otras cosas eso sí en está cancha pero no recuerdo muy bien como para detallarlo (además que debo cuidar mi imagen de hombre serio).


En mi última visita a la Universidad, que realice el pasado jueves, visite, con bastante nostalgia, aquellos lugares en que pasé bastante tiempo. Comencé por el banco que se encuentra a un costado del edificio de la biblioteca. La gracia de este banco es que era como mío, no lo usaban mucho y normalmente por este sector no había mucha gente y la que había estaba de paso en dirección a otro lugar. A mí me gustaba estudiar en esa banca mirando los hermosos jardines que se tienen en los alrededores. Además reflexionaba bastante y aprovechaba de mirar las escasas, pero siempre presentes, Sansanas (sobretodo, en mis últimos años, a las mechonas).


Otro lugar bastante recóndito era el Patio del Cañón, lugar donde también estudiaba y meditaba. Me acuerdo que me ponía mi walkman (con cassette), sintonizaba al Rumpy (en esa época era “El club del cangrejo”) y tomaba sol cual lagartija en invierno.


Un clásico para cualquier Sansano es el Patio Central. En este lugar pase de todo: nerviosismo por las notas, estrés y cansancio por el estudio extremo, alegría y satisfacción por pasar ramos y frustración por echarme algunos, bailé tropical y rock latino, salté con Lucybell y me caí al piso, cabeceé con los Chancho en Piedra, participé en el Concurso de Estructuras, me movilicé por mis derechos de estudiante y el de mis compañeros y camaradas, hice miles de veces la fila para almorzar, me comí muchas deliciosas empanadas de La Nona y “Avespalta” proveídos por el, gran valor [4], Kiosco de Alumn@s de la Universidad, converse con mis amigos y, sobretodo, me reí mucho en esos nueve años (*estimo equivale a 3 semanas continuas de risas sin parar).


Aprovecho el momento para agradecer a mis padres por el apoyo dado, a tod@s l@s tí@s que me recibieron y me dieron techo (el tío Jorge en 5 Oriente, la gran Aida, la tía suelta de 10 Norte, la tía religiosa de 6 Norte, la tía buena onda de 23 Norte y los tíos Alvaro, Chava y Tata), a los amigos que hice, y que extrañamente, contrario a mis predicciones, aún conservo; a la amiga que ya no está y a mis segundos padres que llegaron de Villa Alemana.


Para terminar este reporte debo agregar lo más importante. En este hermoso castillo encontré a mi Princesa, por lo cual estoy seguro haber tomado la mejor decisión y sé que mi papá, sabiamente, tenía razón.


EX UMBRA IN SOLEM
(Cada día que pasa este lema me hace más sentido)

Carpe diem mis lectores.


[1] Sansano: Alumno que estudia (o algo similar) en la UTFSM. Se atribuye esta denominación a cualquiera que estudie en dicha casa de estudios. Es decir, si estudias en la UTFSM, eres sansano por default. (Tomado de Jugopedia).

[2] Edificio A: Edificio principal de la Universidad, aquí se alberga el Aula Magna, el Salón de Honor, Rectoría, etc.


[3] Edifico C: Edificio donde se encuentran la mayor cantidad de salas y algunos laboratorios. Su nivel sobre el nivel del mar sólo es superado por el Edificio M.


[4] Gran Valor: Algo de gran valor. Frase tomada de Claudio V.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gran valor [4] el articulo!

Saludos.

Unknown dijo...

Como dato curioso, la fecha oficial de mi examen de grado es el 11 de septiembre (de 2003). Mismo dia (distinto año, claro) en que se escribio el articulo. Mi examen, eso si, lo rendi el dia siguiente por recomendacion de mi profesor guía, para evitar problemas por la conmemoracion del 11 de septiembre (de 1973, y no de 2001).